La utilización de la marihuana para el tratamiento de condiciones médicas, la discusión de legalizar la prostitución y la prohibición de la oración en el lugar de trabajo amparándose en la Separación de Iglesia y Estado, volvió a sacudir la fibra moral de nuestro país. Como bien le expresé a un amado vecino en estos días, lo legal no significa que sea moral. La lotería, el hipódromo, los casinos, las barras, las guerras, el aborto y las discotecas de homosexuales son legales, pero todas ellas son pavorosamente inmorales.
El primer falsificador de la moral fue Satanás. Con Jesús utilizó la Biblia para justificar sus actitudes. Y lo sigue haciendo con la frase: “¡Que hay de malo… es legal!” No hay ninguna ley humana que prohíba la fornicación (relaciones sexuales antes del matrimonio), técnicamente es legal, pero es vergonzosamente inmoral.
Ni los Pastores ni las Iglesias pueden prohibir lo que legalmente tiene permiso jurídico. Pero no significa que estemos de acuerdo, porque jamás los motivos que no coincidan con los propósitos de Dios podrán bendecir. Lo que no pasa por el filtro de la Biblia es peligroso. Dice Dios: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús; Y todo lo que hacéis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.” Y a los livianos y superficiales corintios les indica: “Todo me es licito, pero no todo conviene; todo me es licito, pero no todo edifica.”
Se está legalizando la homosexualidad y sus prácticas, incluyendo el matrimonio entre el mismo sexo, pero siempre será inmoral. Los permisos de la ley no están por encima de los principios de Dios. Hay un filtro prudente para evaluar las trampas del enemigo: ¿Esto me acerca más a Dios? ¿Bendice mi vida espiritual y mi iglesia? ¿Qué piensan las personas maduras en Cristo de este asunto? Recuerde: LO LEGAL NO SIEMPRE ES MORAL.
Pastor Luis O. De León