C.S.Lewis en el Gran Divorcio dice que los cristianos se dividen en dos grupos: Aquellos que le dicen a Dios, “Hágase tu voluntad” y aquellos a quienes Dios les dice: “Hágase tu voluntad’.

La mejor fórmula para castigar la persistente obstinación de querer ganar a toda costa, es permitir que la persona salga con la suya. Cuando alguien secretamente dice: “Salí con la mía”, lo que hace es confirmar el veredicto de Dios en castigar la desobediencia.

Algunos nunca aprenden la lección. Se equivocan una vez, fracasan otra vez, fallan de nuevo; pero no asimilan la enseñanza. Una y otra vez insisten en conseguir sus propósitos. Razonan, explican, argumentan, insisten, y a todo precio desean ganar. Y tal como le pasó a Saúl, el Espíritu de Dios se apartó de ellos, y trágicamente, no se dan cuenta.

Dichosos aquellos que a temprana edad espiritual aprenden la incomparable lección de saber perder y no insistir en ganar. Dicen como Pablo: “No yo, sino Tu”, o como el Señor: “Hágase tu voluntad, no la mía”. Quienes hacen la voluntad de Dios nunca tendrán conflictos con las personas espirituales. A quienes Dios le dice: “Haz tu voluntad”, siempre tendrán conflicto con personas espirituales.

Si “sales con la tuya” porque “tienes toda la razón” habrás perdido el gozo misterioso y desconocido por muchos de caminar bajo la aprobación de Dios.

 

 

Tomado del libro Un Corazón Pastoral” del Dr. Carmelo B. Terranova.

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