Una de las cosas que llaman la atención en el estudio de la Biblia, específicamente en el Nuevo Testamento, es la importancia desproporcional que Jesús le da a las pequeñas cosas. Una proporción mayor de las que la gente convencional le atribuye. Jesús curiosamente a las cosas “grandes” le da una importancia relativa.
Jesús insiste en los pequeños detalles. Las cosas nimias, lo que es un ápice de importancia, en el fondo tienen más importancia que los grandes conceptos morales que la gente menciona pero no practican. Parece que Dios enseñara que se llega a la grandeza por el camino de los pequeños pasos. Tomemos por ejemplo la vida de oración; uno cree que un periodo largo de oración u oraciones largas, extensas y monótonas son las que tocan el corazón de Dios. Sí nacen de un corazón sincero y transparente la extensión es justificada. Pero las oraciones cortas son las más intensas y profundas que conmueven el corazón de Dios. La oración más breve fue dicha en el calvario por el ladrón en la cruz: “Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”. La contestación del Señor fue breve y poderosa: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Nehemías en un momento de gran decisión oró, fue como un mensaje de texto al cielo, y Dios le escuchó.
Jesús dice que hay hombres grandes y pequeños, ¿COMO MEDIRLOS…? Se mide por el respeto a los pequeños mandamientos, que luego convalidan los grandes mandamientos. Cuando permitimos pequeños pecados, porque son pequeños, nos encontramos con grandes crisis que no podemos detener. La filosofía del Sermón Del Monte consiste en que cuidemos las pequeñas cosas porque éstas nos harán grandes en el Reino. Muy bien lo afirmó el Señor cuando dijo: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.” Mateo 25:23.
Pastor Luis O. De León