Muchas personas viven molestas y preocupadas, intentando siempre entenderlo todo. ¿Cómo saldré de este problema? ¿Cómo logro que mi matrimonio cambie? ¿Cómo logro que mi hijo cambie? ¿Cómo logro conseguir un empleo? Pensamos que si tenemos el control de todo, absolutamente todo, tendremos garantizado la paz mental y el gozo de Dios. La realidad cotidiana es que no siempre todo está bajo control absoluto. Una noticia inesperada, un problema insospechado, el anuncio de una enfermedad peligrosa rompe con ese control. Nos desesperamos, nos volvemos cínicos y el mal humor comienza a gobernar nuestro lenguaje que se reflejan en actitudes agresivas con los demás.

El apóstol Pablo en Filipenses 4:11 nos revela cual es la actitud frente a lo inesperado diciendo: “He aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación”., en otras palabras, aunque no tenga el control, Dios, siempre está en control.

Cuando verdaderamente confiamos en el Señor y entendemos que Él está en control de todas nuestras situaciones, podremos descansar, tendremos la Paz de Dios en el corazón y en nuestra mente. Estemos seguros que Dios está peleando la batalla por nosotros siempre y cuando Él esté en control. Esto no es cuestión de emoción. Es aprender a tener la actitud correcta. Observa que el apóstol no dice que fue automático, sino que tuvo que aprenderlo en el caminar con el Señor.

¿Por qué no renuncias al control y dices: “Dios, voy a confiar en ti. Sé que tienes un gran plan y mejor que el mío para mi vida”. Cuando lo hagas sentirás que te quitas un enorme peso de encima, y no solo disfrutarás más de la vida sino que verás más de las bendiciones y el favor de Dios.

Pastor Luis O. De León

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