Hace unos días atrás, unos funcionarios del gobierno en una conferencia de prensa hicieron el siguiente anuncio: “Así como declaramos un estado de emergencia fiscal, tendremos que declarar un estado de emergencia social.” La frase fue muy elocuente, pero nada convincente. No presentaron ningún plan estratégico concreto para combatir y solucionar esta crisis social. Solo las mismas frases retóricas y huecas producto de la palestra política.
Lo cierto es que el problema es complejo y no podemos dar soluciones simplistas. Pero no es menos cierto que toda esta crisis social tiene raíces eternas porque en alguna medida la sociedad nuestra se ha alejado de Dios. Estamos cosechando el cinismo, la burla y la desobediencia a la Palabra de Dios.
Nuestro mundo ha tratado de construir un sistema social a espaldas de Dios, envuelto en libertinaje sin freno y amparado en una nueva moral relativista. Estamos en un gran hoyo de depresión y desesperación que nos está llevando a una calamidad sin precedentes.
La pregunta surge con una fuerza incontenible: ¿Habrá esperanza? La respuesta es rotundamente SI. Pero no serán soluciones humanas que no han resuelto nada, sino como dice el Señor en 2da Crónicas 15:4, “Pero cuando en su tribulación se convirtieron a Jehová, Dios de Israel y le buscaron, él fue hallado de ellos.” Sí nos convertimos a Dios y le buscamos de todo corazón, será el camino para salir de la depresión a la liberación, declarando el año agradable del Señor ¡Amén!
Pastor Luis O. De León