¿Quién de nosotros no ha soñado con ser alguien importante, triunfador? ¿Cuántas veces no hemos dicho: “Dios si tú me usaras con poder, si me dieras autoridad, si mi vida fuera una bendición? Y es que ha estampado en cada uno de nosotros la marca de lo sobrenatural para realizar grandes cosas para Él. 

Sin embargo, la mayor frustración de la vida es provocada por la distancia asombrosa que hay entre nuestros sueños y nuestras realidades; entre los nobles deseos de una vida triunfante y los pavorosos fracasos de la vida cotidiana. Dios quiere que vayas más allá; Él no quiere que dejemos de crecer en nuestro andar espiritual. Ezequiel, el profeta de las grandes visiones como La gran rueda de la Gloria de Dios y El valle de los huesos secos, nos habla en este capítulo 47 (su última visión) de la vida profunda, la vida llena del Espíritu Santo. Él habla de ríos, de ríos de aguas vivas. Las imágenes de agua en la Biblia casi siempre representan el Espíritu de Dios. Jesús declaró que el que le conoce de “su interior correrán ríos de agua viva”. Este pasaje habla de cuatro niveles de la vida profunda que debemos examinar:

  • Aguas hasta los tobillos (v.3)– Representan a cristianos que creen en el Señor pero viven una vida cristiana sin compromisos. Se quedan a nivel de la salvación. Se conforman con poco. No están dispuestos a buscar más de Dios para evitar riesgos o demasiado esfuerzo. Siempre viven en su segura orilla.
  • Aguas hasta las rodillas (v.4)– Representan el tipo de cristiano que se conforma a asistir religiosamente cada semana de domingo a domingo. No quiere más compromiso que el de congregarse.
  • Aguas hasta los lomos (v.4b) – Representa el esfuerzo. Son cristianos que trabajan dentro de la iglesia. Aunque se esfuerzan, toman cursos, seminarios y quieren comprometerse más con Dios, hay cosas que les dan miedo, les cuesta accionar la fe. Anulan su potencial en el Señor ellos mismos.
  • Nadando en el Rio de Dios (v.5)– Representa la profundidad de la vida espiritual. Es vivir una vida llena del Espíritu Es sumergirse completamente en plena dependencia de quien dirige la corriente, nuestro Señor Jesucristo por medio del Espíritu Santo.

¿En qué nivel te encuentras en tu vida espiritual? Según tu respuesta así serán los resultados. Pero Dios quiere más, quiere que te sumerjas y nades en este rio abundante de bendiciones preparado para ti. ¡Lánzate al Rio de Dios!

Pastor Luis O. De León

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