Era jueves,  4 de junio de 2009, cerca de las 10:30pm, cuando recibo la triste noticia de la muerte de Rosa Hilda Tesone, quien fuera esposa del Rev. Carmelo B. Terranova. Ita, como cariñosamente le conocíamos. Tanto el Rev. Terranova como Ita habían sido mis  “padres espirituales” o como se le conoce hoy en día “mentores”.

Días antes de su partida a la eternidad, le fui a visitar. Evidentemente los años habían pasado, pero la mirada tierna, su sonrisa afable, su fe inquebrantable y su buen humor seguían igual. A pesar de su quebranto de salud seguía amando al Señor con la misma intensidad que en sus años de juventud. 

Ita no era predicadora, tampoco una escritora de libros, ni profesora de ninguna institución educativa, elementos que utiliza la gente para calificar “tu éxito ministerial”. Actuaba tras bastidores; sus sabios consejos, su ternura, amor y comprensión dejaron huellas imborrables en mi vida y estoy seguro que en muchas vidas más.

Hay personas que con sus actitudes, palabras y acciones equivocadas dejan cicatrices que deforman la personalidad de muchas personas, que dejan una estela de dolor, tristeza y amargura. Pero hay otras personas, como Ita, que dejan huellas; experiencia imborrables que cambian vidas, transforman ministerios y dejan un sabor a cielo.

Te pregunto: ¿Qué legado estas dejando a los tuyos? ¿Cuándo mueras qué recuerdos tendrán de ti?

Serán:     ¿HUELLAS O CICATRICES?

Pastor Luis O. De León 

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